Ayer recibí una noticia.
No la esperaba. Vino a contarme que deja todo.
Se va. De una vez y para siempre.
Algo sentí en mi pecho que no puedo explicar.
Saber que llega el momento me asusta.
Pensé que tenía más tiempo, pero no.
Las cosas de Dios uno no las planifica, me dijo.
Abrí la puerta de casa, como tantas otras veces y,
aunque estaba apurada tomamos unos mates.
Cambio de roles. Quiero alguien que me consuele.
Mi amiga. Entrega su vida. La ganará.
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