lunes, 29 de diciembre de 2008

De pie, levanto mi ropa del suelo. El capricho de irme si no tengo lo que quiero. Te reís. Nunca amaste los caprichos de nadie como los míos. El dominio es tuyo llegando a la puerta, me miras con miedo, cuando hablas tanto de dos, me esquivas, buscás palabras que apacigüen tu discurso delator. Los ojos se me caen, y cualquier película nos queda bien. Mejor besar. El placer de darlo. Me aclaras de tu espera, te pido omitamos las explicaciones. Prefiero no despertar con vos para que no se nos vuelva cariño.

jueves, 25 de diciembre de 2008

No hay un alma

Rojo y verde se mezclan con el azul del baño. Digamos que es muy
posible que no distinga las flores de su vestido. Pero se distinguir
que la bronca y los celos enredan su cuerpo, sin poder hacer como
que en realidad no estoy ahi.

Desde la puerta las figuras se unen y se separan de nuevo, alejandose
como todo cuerpo que no esconde la mentalidad snob de hoy. Dejando que
las palabras opaquen las formas, encuentro distancia y un escape feliz.

Vale no creer que lo que fue y se hizo ruinas permanecera intacto
como el alago y el desorden mental entre semana y que en su estructura
se enriquese la persona ideal.

martes, 23 de diciembre de 2008

Mirando hacia arriba, así camino. Se que podría tropezarme. Pero no me deslustro. El cartero no pasa más por mi casa. Ella se ha vuelto invisible. Los Aires es fastidiosa en la estación de los días largos. Vacilo entre leer los textos junto a mi cama o escuchar los ruidos que llegan desde el derredor, haciéndome preciar delirios.
Diciembre sin horas para perder...

sábado, 6 de diciembre de 2008

tangolandia

Sin dormir en dos semanas. Prendo la tele: "Con la música en el alma". La dejo prendida para los perros. Un vaso de agua fría que después de tantos litros me da náuseas. A pesar de los treinta grados, visto un tapado y salgo a caminar la vereda. Entro en un local de ropa. Recorro con los ojos las perchas. Una vendedora se acerca:
- ¿Se siente bien, señora(?!?)?- pregunta mientras frunce el ceño de su rostro delgado , casi cadavérico.
Sólo la miro a través de los lentes oscuros, asiento con la cabeza. Dejo el local atrás, miro el cielo, las nubes pequeñas se alejan a alta velocidad. Caigo desplomada sobre la vereda.
Una nube esponjosa me sostiene, nos alejamos frenéticamente de la ciudad, ..."yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno... son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos hondas horas de dolor (...) Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar..."
Cuando caiga de la nube, ¿Alguien puede llamar a los bomberos para que me rescaten?