sábado, 27 de julio de 2013

borrador de "Si viví 28 años de mi vida sin vos..."


Se puso de pie sin notar que sus zapatos hacían crujir la madera del suelo. Iba a despertar a Julio. Hice señas para que no hiciera más ruído. Agarró su teléfono que estaba en la mesa ratona, sin siquiera mirarme y salió de mi casa al compás de una puteada. Nunca entendí a qué se refería porque lo dijo en francés. Cuando se enoja habla en francés. Noté que me estaba puteando porque frunce el ceño cuando lo hace. Si soy una puta. Le metí los cuernos. Le pedí todo y me respondía "te puedo dar hasta acá". Entonces le fuí infiel. Y ahora me dice que "él no puede vivir sin mi". (Cuanto tiene que girar el mundo para que nos vayamos dando cuenta que no somos el centro.) Julio es mi hijo. Tiene 3 años. Su papá nos abandonó cuando su carrera de músico le permitió dejar el país hace dos años. Los hombres de mi vida han sido varios. Y nunca llegó el amor aún. Sólo Julio es la verdadera razón de vivir.

martes, 9 de julio de 2013


Me desespera el paso de los minutos, y no tener noticias tuyas. Me desespera la entrega desacertada que hago de mi, a cada uno que se aleja. Me desespera tu nombre escrito en una pantalla, que me representa tus ojos en otra pantalla. No poder esperar. No confiar en eso que se siente, y deshacerse lentamente en la angustia de la ansiedad...

jueves, 4 de julio de 2013

para que te entiendan, hay que entenderse...


Como si poco a poco, empezara a entender algunas cosas. Pequeñas. Como fichitas de algún juego de mesa que se van acomodando pasito a pasito. Como si mi cara, la que intenté verme hace ocho meses en el espejo, hubiese estado fragmentada, y desdibujada, o hubiese sido un rostro de algún cuadro de Picasso. Pero ahora esa cara, ese rostro, toma forma original. Mis ojos, vuelven a ser mis ojos, me puedo ver en el espejo y me registro como tal, como yo. Mi boca volvió a su lugar, y tiene voz nuevamente, puedo comunicarme, expresarme, pedir, afirmar, negar. Mi nariz me permite oler los aromas de cada lugar donde me meto. Y por sobre todo, vuelvo a pensar, vuelvo a entender que aún tengo la capacidad de elegir. Los hombres que ayer yo creía me hacían el amor, hoy descubro en sueños que sólo me violaban. Se aprovechaban de mi cara desfigurada, de mi ceguera, de mis imposibilidades. Metían su falo dentro de mi cuerpo, para sentirse un poco hombres. Que poca cosa. Hacerse hombre pasa por otro lado, y les cuesta tanto. Cuánto tarda uno en ver, en percibir, en dar cuenta de lo que lo rodea. A veces una vida entera… abrir los ojos, y prestar atención, registrar, oler, percibir, que el pasado no sea la lectura del presente, porque solo trae fracaso de no poder volver el tiempo atrás…