sábado, 6 de diciembre de 2008

tangolandia

Sin dormir en dos semanas. Prendo la tele: "Con la música en el alma". La dejo prendida para los perros. Un vaso de agua fría que después de tantos litros me da náuseas. A pesar de los treinta grados, visto un tapado y salgo a caminar la vereda. Entro en un local de ropa. Recorro con los ojos las perchas. Una vendedora se acerca:
- ¿Se siente bien, señora(?!?)?- pregunta mientras frunce el ceño de su rostro delgado , casi cadavérico.
Sólo la miro a través de los lentes oscuros, asiento con la cabeza. Dejo el local atrás, miro el cielo, las nubes pequeñas se alejan a alta velocidad. Caigo desplomada sobre la vereda.
Una nube esponjosa me sostiene, nos alejamos frenéticamente de la ciudad, ..."yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno... son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos hondas horas de dolor (...) Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar..."
Cuando caiga de la nube, ¿Alguien puede llamar a los bomberos para que me rescaten?

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