lunes, 30 de agosto de 2010

La carta de un amigo...

Amiga,
Estoy encerrado en un lugar enorme, y soy yo mismo. No hay un ruido ni un color. Hay un lago de recuerdos y llanto. Tengo que ser independiente. Vivo necesitado de los demás. No quiero ser un solitario, pero no puedo sufrir tanto la individualidad. Que martirio. Y me quedo solo, en medio del desierto para probarme. La angustia me come las cuerdas bocales, no puedo ni hablar. La odio como a nadie en el mundo y no hay noche que no sueñe con ella. ¿Qué cosas tan horribles he hecho que me merezco esto? Dejo caer las lágrimas en mi cara, y me siento un niño pequeño rogando a su madre. Ando en bicicleta solo como un vagabundo. En la calle no hay nadie, ni cerca se oyen otros. Me mintió tanto, y yo construí castillos sobre la nada. Que antigüedad sufrir así.
Me despego de la carta amiga, porque no tengo palabras amables para escribir...
Desde el otro lado...
Un hermano...

1 comentario:

Diana Zorzoli dijo...

"que antigüedad sufrir así"

me gustó mucho eso.
mucho.