Duermo noche por medio. Me aburro si duermo y si no duermo me canso. No encuentro un norte, un dios, un sol. Se me ve bien, y los años me ayudan a disimular. ¿Cuántas veces te hubiese llamado para putearte? Incontables. El teléfono marcaría infinitas llamadas, y la verborragia hubiese quitado lo peor de mi. Me pesan los silencios. No me alcanzan las sonrisas para renovarme. Me emborrache tres de cada cuatro noches y no hay vino que me sostenga en pie. Y los lunes ya me siento bien...
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