Me pase la noche dando vueltas. No podía resignarme. Me anudaban la garganta los recuerdos de ella. A más charlas más peleas. Sugiero el camino paralelo. "uno encuentra lo que busca" leí en un libro tirado bajo mi cama. Ella se desencaja si intento leerle la teoría. La circunstancia se obstina cuando tiene que ser. Es una surrealista empedernida que se deja llevar por lo que tiene que pasar. Pero a mi, que me gusta la rutina, los atardeceres desde mi ventana. El mate dulce. Alguna charla con amigos que me haga pensar. Me preocupa que a ella todo le parezca bien, que no se predisponga al enojo, me cargo la responsabilidad de las discusiones. Entonces, si eleva la voz, le corto la conversación, o le hablo bajo, así se percata. Si cambian los roles me confundo, y no gozo.
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