lunes, 1 de noviembre de 2010

à toute!


Mentiras. Me ahorras más trabajo del que puedas imaginar. Ahora si, entiendo todo. Ahora puedo leer tus mentiras y no creer una sola letra de tu tesis. Me cansas con cada palabra, con cada frase mal formulada pero para vos la verdadera interpretación. Banal. Es un tic. Es una mala costumbre. Y sin embargo, vuelvo a leerte, y leo entre líneas, e imagino sus caras cuando te escuchan, cuando corrompidas por la dura etapa de la adolescencia, se absorben en tu nube irreal, en tus palabras que riman y resuenan como aquella vez en la que casi te crei. Recuerdo y siento ganas de vomitar, la ingenuidad que me determina se diluye cuando recuerdo el morbo que te caracteriza.

1 comentario:

Odiseo... dijo...

extraño saber con quién te enojas...