lunes, 1 de noviembre de 2010

longplay

No lo pienses como te lo digo. Parece que no quisiera verlo. Me quedo sentada, leyendo y las líneas se repiten y el contenido pasa. Y me despierto, luego de media hora de ensueño, creyendo que la lectura avanzó. Durante algunos minutos te miré, profundamente… intenté reconocer en tu rostro la verdad. Cuando todo se apaga, queda la duda. La pregunta sin respuesta o peor aún, la pregunta sin forma, esa que se siente, que se percibe pero que no se quiere formular.

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