Temo. Ahí comienza la falla. Ya no te amo, sino que temo. Todo se desbarranca en unos segundos en el que los tres aspectos de una relación equilibrada, hacen cortocircuito.
El karma familiar repasado años y años. Y si no tengo más ganas de vivir, me toca porque soy yo la espalda marcada para deshacer los errores. Y mi hermana me dice que no me enoje con su dios. Y mi madre dice que soy cabrona. Y mi padre me mira como quién no ve.
Soy el error. Soy mi propio espanto. Y te imagino besando sus pechos y lloro. Lloro por mi, por mi amor, por mis besos. Por que ya no sos parte de mi interior, y sos mi peor fracaso.
Que triste cuando vuelvas a darme una palabra, porque no voy a poder más que escupirte la cara.
Y miro gente, y caras nuevas y palabras ditintas, y nada colma los aspectos del equilibrio. Ya no hay pasión en mi vida, no hay.
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