Psicología barata, de mesita de luz. Para acostarse creyendo que exige mucho. Y nos contamos la vida tal cual pasa, y nos pasamos la vida tal cual la contamos. Como un café a 20 mangos mirando el rio, como la contradicción que me temía, y que acá llegó. Le abrí la puerta, la salude y le dije algo sobre su peinado. Lindo coiffure. Lindo café. Un nuevo tono para un nuevo año, una carita que no quiero volver a ver, pero ahora el nunca es definitivo. Me contaron que el tipo se sentaba en la torre a mirar el mar, que desde esa misma torre escribió las 20 millas de viaje submarino. Desde la superficie, sin embargo. Pero un día se tiró a nadar, y el mar se lo chupó. O sea, se lo trago, da igual. Entonces vuelvo al temita de la exigencia. Claro, ahora sí que lo entiendo, y te entiendo a vos también, cuando me contás tu vida tal cual pasa, y vivís tu vida como la contás. Me imagino que soy uno de esos marineros que están bajando las naranjas del barco. Que alguien los libre de este mar.
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