llegó embalado con su chiche nuevo. una bebida del siglo 20, con gusto a anis, que habia conseguido en una tabernita por saint paul. era medio verdosa, y espesa. "es la bebida de los artistas", me dijo, "probamos?". y dale, total, a mi no me va a hacer efecto. salvo por el teatro que aprendo viendo a mis compañeras en el pasillo de la facultad, yo de artista no tengo nada. nos sentamos al ladito del metro y no servimos una copita. "uaaj, asquerosa", me salió del alma. "bueno, ponele onda". onda es justamente lo que no tenia esa bebida horripilante. despues de media botella, ya estaba pasable. "viste", me dijo, "si compartis no te hace mal".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario