sábado, 29 de enero de 2011

a ella también se lo deben

le dieron un sobre papel madera, a4, cerrado y sin ninguna inscripción. un sobre comun y corriente, ordinario, del montón. le dijeron que lo había dejado un fulano, que lo abra una vez en el avión, que ahora tenia que saludar a todos. la llevaron a una sala, llena de gente y le hablaron de la necesidad de convicciones, de valores sólidos, de paciencia, y sobre todo de perseverancia. le dijeron todo eso que uno no tiene ganas de escuchar, menos ahí, menos con una valija cargada hasta el tope, y donde el pasado pesa mas que el porvenir. sonrío amablemente, apretó manos y dijo adiós. la calle estaba casi vacía, encontró un taxi libre y lo tomó. un día como tantos otros, una mente bien cargada, una agenda casi completa y unas cuantas tazas de café encima. llego al aeropuerto, buscó la puerta de embarque y se sentó en el bar de enfrente. pidió una corona, eran casi las 6. buscó su teléfono en la cartera, 8 llamadas perdidas y un mensaje de texto. 6.20 empezaba el embarque. apagó el celular y abrió el sobre. una foto blanco y negro al borde del rio en el puerto de flores. una dedicatoria amorosa, sonrió. pagó, espero el ticket y armó el ultimo cigarrillo antes de embarcar.

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