Te subiste a un tren que no era, ya te lo habían avisado. Armaste la valija como para meses, y te llevó años desarmarla. Te pintaste un cuadro que no era. Inventaste una regla que no sirve. Te armaste una historia rebuscada para entendidos que no cazan una. Te comiste el tomate podrido. Te tragaste el sabor amargo. Te equivocaste fiero. Te perdiste en el laberinto de emociones ajenas. Oh la la la pifiaste jodido. Y te metiste hasta el fondo, ahí donde solo vos podías sacarte. Todo para probarte, para probarlos, para ver en realidad hasta donde podías llegar. Y ya todos lo sabíamos: muy lejos. Pero ahora como vas a hacer para volver. Como haces para darte cuenta que tren es el que te deja, y peor aún: donde te tiene que dejar.
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