domingo, 26 de septiembre de 2010

ronda

Apagaste la luz.
-Soy como los gatos. Veo mejor en la oscuridad, te dije.
No tengo ninguna razón para escaparme, aunque tengo tampoco ninguna razón para mantenerme aquí desnuda leyendo. El diario de la página de inicio que lees me pone los pelos de punta. Ironizas con que mi equipo va primero, y yo que no entiendo tanto como para devolvértela. Había olvidado lo que eran las caricias en la madrugada. Y el silencio de la nebulosa. Pero miro el techo de la habitación, y las manchas de humedad se parecen a los agujeros en mi sensaciones. No te amo. No te amo y no puedo evitarlo. En vano intentas que piense que es mágico. Como muta la magia con los años, porque no vienen los años sólo con las canas, y el desgano, se viene la escasez de ingenuidad y las segundas partes, que unos pocos las hacen best sellers.
-Dormite que me tengo que ir- mientras le acaricie la cabeza.
El viento, que es mi mejor amante, me deslizo de vuelta a casa.

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