domingo, 9 de noviembre de 2008

los mareados

"S'imaginant que la tragedie n'est autre chose que l'art de louer..."
Ernest Renan
En el mareo de los perfumes, casi tentado el olvido. Insisto en que no pase el momento personal, no hay aroma que hipnotice. Cada uno lleva un color diferente en el pañuelo, en el bolsillo, en el saco de su traje. Cada uno mantiene la soberbia complementada al encanto necesario para seducir. Cada cual usa su lenguaje para apuñalar a la víctima. Fluyen las cuerdas; la melodía en vivo excita más al hombre, que lejos de manejarse por la razón, se marea en la pasión del encuentro entre pieles, que en verano se pegotean y en invierno se cobijan.
"Noches enteras me sentí tan seguro de poder olvidar que voluntariamente la recordaba. Lo cierto es que abuse de esos ratos; darles principio resultaba más fácil que darles fin."
J. L. Borges; El Aleph
Si bien él no tenía nada de particular, si bien esa mañana ya no me despertaba pensándolo, si bien los gestos en mi memoria ya no eran suyos sino inventos, si bien cada piel que sentía, cada perfume diferente, me mareaba... arribaba yo a la orilla de su piel, de su perfume, de su pelo, de su miembro, de sus brazos, de su cuerpo, que ni era tampoco suyo sino el mero dibujo de un recuerdo que fantasmagórico maravillaba en mi inconsciente. Cuando nadie promete la capacidad de extirpar esa fantasía recreada que no tiene simultaneidad en lo real, mi momento personal se extiende y disfruto de mi mundo.

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