No puedo estar a solas ni a oscuras, el vacío me da frío. la habitación se llena de fantasmas y muertos vivos. placeres nunca logrados maldicen mis sueños. la ficción batalla contra mi cansancio, y mis dientes se golpean entre sí, me molesta ese ruído tan alto ensordeciendo-
afuera ríen. Un perro ladra bajo mi ventana. si falta para el 14 más para el 15. temo que nunca me miraste diferente, tampoco lo harás ahora. Me desahogo saladamente. respiro poco- la almohada se revela y aprieta mi rostro, encuentro frente a mi ceguera un cuadro de marco antigüo con la foto de tu familia. Todo muy cíclico. El aire se lleva los globos del niño, las agujas de tejer de su abuela caen al piso, el barrilete se enrieda en lo alto con los globos, y cerca de la costa las colas de zorro danzan al compás del viento. Mi cerebro se nubla de oxígeno, ya no hay imágenes de ningún tipo. Mis padres gritan, no distingo si amándose o matándose. Bajo mi cama yace la venganza de una obsesiva, cargo con eso como si fuese mi destino. Voy a recapacitar, no vale perder- no puede ella ganar. Golpean mi puerta, abren y cierran, salen por la ventana. Perturban el aire, me zumban, me mantengo inmóvil con el incienso en la mano, sin pensar. se consume- el fuego llega a mi mano, me quema de a poco. No me salvo. no hago nada por salvarme- Dios me libre y guarde. las hojas agitando afuera logran un juego de luces en mi cuarto, me despiden. Polvo de mi carne que con el aire vuela, y logro mi cometido: llegar lejos.
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