domingo, 12 de abril de 2009
gioventú perduta
Una banqueta incómoda. Una mujer con los senos a la vista. El trago de la noche: Tía María. Callados, uno sonríe , el otro bambolea los ojos. Uno se va a ir lejos, el otro se enlaza. Una mirada inoportuna. Las manos rajan unas medias de nylon. Un pelo suave y mal cortado. La voz de alguien que conoces. El pedido de placer. Los gemidos de una edad de oro. Un polvo adolescente, contra la resaca de los años pasados de fea. Un billete de lotería que cambia las suertes. Una vida en manos que huelen a dinero.
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