lunes, 27 de octubre de 2008

Libertango

El amante amarra la rebelión. Persevera sin escatimar en espíritu. Cuántos son los que simulan otorgarse. Se frenan las palabras en mi boca cuando no dispongo de pena. Maduran las frutas en verano, para mi son sólo etapas. En la pasión, ¿sufrir o gozar? Con la fuerza de las cuerdas, me enriedo en el misterio de los que seducen, andando sujetados, con los pies al suelo y el alma al cielo. Venenosa la armonía, condenada al rito taciturno. El diálogo se percibe en el tacto. Despojada de tensión, un gancho, y no me cuelgo. Encendido el flirteo, son los códigos que se autorizan en el juego.

2 comentarios:

ester dijo...

jugar o morir

ester dijo...

bailar o padecer. ja