lunes, 27 de noviembre de 2006

suicidamente asesina

.aún no puedo creerlo. Y eso que fue un sueño. Desorbitada me acurrucaba sobre mi misma. Mi camisón blanco y largo ocultaba mis manos invadiendo en mis entrañas, acababa con la vida de un ser recién prendido en mi vientre. Ese brote de vida que había tomado algo de forma en mi ceno, se deshacía entre mis dedos. Mi cara frente el espejo espantaba, mis ojos casi blancos y una siniestra sonrisa se mezclaba con lágrimas saladas, que por cierto saboreaba como si fuesen un postre deseado. Y las sábanas inundadas de rojo. Hasta que casi en penumbras tras la llama de una vela a punto de extinguirse, me detuve. Me pegué un cachetazo en la mejilla derecha y quede rendida sobre la almohada: riéndome a carcajadas y las manos sobre mi vientre, apretándolo fuerte. Las lágrimas no dejaban de derramarse.
Al despertar mi cama inundada de rojo. Mi rostro humedecido y salado. dolorida de cuerpo y alma. Una primavera más que se me había pasado lejos de ser mamá-

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