martes, 14 de febrero de 2012

vegetal

Crucé en rojo y me despertó un bocinazo. Todo lo que no quería que pase, ahí estaba, en frente de mis ojos. Me colgué con el mensaje. Sabía que no él no lo hacía a propósito. Sin embargo algo adentro mío me hacía sentir una pelotuda. Una vez en la puerta de la casa de él, bajé del auto, cansada de manejar por dos horas. El abrió el con el bolso puesto. Como si fuera lo más normal del mundo, de vuelta a manejar.

Quizás no sea solo cuestión de tiempo, quizás esté destinada a no hacerme entender. También se me ocurre que hablamos idiomas distintos.

Ahora, no puedo hacer otra cosa que llorar, cada vez que pienso en todo lo que me dijiste.

Para lastimarse siempre hay tiempo. Eso dice un viejo refrán que explica claramente lo que pasa cuando dos personas se chocan, en este mundo.

1 comentario:

rosaura dijo...

que lindo regreso!
si pasaba un día más te desheredaba