martes, 21 de febrero de 2012
cartas de medio siglo después
Estacionó en el medio de la nada al costado de la ruta y apagó el auto, silencio. Después de dos horas de habernos gritado todo y con la música bien fuerte para que se notara menos que eran gritos. Las locuras hay que hacerlas en el momento justo con la persona indicada y no por capricho. Nos abrazamos fuerte. Muy fuerte como sólo dos o tres veces nos habíamos abrazado en los casi dos años de amor. Le pedí que me deje en Constitución que me tomaba el 86. Ya no quería depender de él. No me conformo con un rato de amor cariño, quiero una vida entera...
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