No pare un minuto de pensar qué era lo que había hecho para que me trate así.
Pasaban los años, y yo seguía teniendo esa necesidad exacerbada de demostrarles que no era un títere; que lo que yo les pedía a gritos me lo devolvian escupiendome en la cara.
Me hice cargo.
De estar sola.
Pero nada podía hacer.
La solución estaba muy lejos.
El problema es que sos una mocosa insolente, me dijo. -para ella era siempre todo tan fácil, la solución era respetar a la autoridad (?)-
Insolente puede ser, le conteste. Pero mocosa, hace tiempo que deje de serlo.
Por favor, le pedí: medí tus palabras.
No te llevo la contra; soy la única que te escucha.
No soy estúpida; soy lo que pudiste dejarme ser. No soy hiriente; simplemente no ando con vueltas. Si te molesta, echame. Si queres escuchar mentiras, como te dicen todos, por mi mejor, me ahorro un problema. Lo más triste es que para vos las lágrimas lo lavan todo, y para mí, solo me dan la razón.
Empecemos por ver la realidad, y dejar la farsa, seguro que nos dignifica un poquito más... y a mí me va a dejar más tranquila.
Ah, y al margen, este es mi espacio, ahorrate los comentarios, gracias.-
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