Me detiene un semáforo. que me trae el recuerdo de una charla de hace unos cuantos varios meses atrás. Revelaste en ella el dolor y los clavos de una cruz que recientemente tenias. Recuerdo los tiempo s de los semáforos, que nos resultaban cortos para semejante revelaciones. Recuerdo pero quizás es invento, quizás no es memoria la mía y es solo un dibujo que me hice de mi historia para tener algo detrás. En esos bocetos que me quedan veníamos de un museo en un barrio pintón de Buenos Aires, una tarde como pocas compartidas, que no nos llevó a mucho pero quedó en mi boceto. Y quizás en tus bocetos no haya rastro de esa tarde, quizás no compartimos esa memoria, pudo haber sido en Buenos Aires o en Marienbad, pudo ser sólo un sueño viejo. Es posible que ni recuerdes el semáforo, mucho menos la charla. Más aún, que no tengas recuerdo alguno de mí. Lo prefiero así, aunque a veces me intriga saber si son memorias coincidentes o desencontradas.
1 comentario:
Creo que yo también he contado toda mi vida en los semaforos (he tenido una vida muy porbre y un gran poder de síntesis), incluso a vos te he contado mis penas -entonces recientes- en alguno de Rivadavia; hecho que en este caso vos seguramente no has utilizado para llenar los formularios de rigor de tu memoria.
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