sábado, 20 de junio de 2009

sans-abri

Como todas las noches nos dimos un beso de despedida y nos fuimos caminando, cada uno para su lado, sin punto fijo, a dormir por algún lugar sin mucha gente.
No dejaste que te muestre lo que había llevado todo el día, conmigo, en mi bolsa. Me dijiste que preferías que espere, que te cuente algo lindo, que no ibas a saber que decirme si te lo mostraba y que no querías quedarte callado nunca más.
Te mire como si algo hubiera salido de la normalidad, como si tu cara hablara por sí sola. Lo que pasaba por tu cabeza, no intentaba saberlo. Pero sin embargo me pareció notar que quizás no me creías, que en realidad pensabas que te estaba jugando una broma.
Te pregunte una vez más y me dijiste que no. No podía tolerar la idea de mostrártelo cuando no querías, pero tampoco el no poderte convencer.
La noche estaba muy fría, y el calor del tacho nos hacía bien a los dos. Yo abría y cerraba los ojos como queriendo elevarme, sin mucho sentido, pero ya era un acto reflejo.
Me dijiste que se te había hecho tarde y que tenías que volver. Intente por última vez, pero me dijiste que las cosas no eran cuando yo las quería, que no hiciera caprichito. Y te fuiste.

1 comentario:

rosaura dijo...

cuando me decís que no,
cuando estas lejos,
cuando nada encaja con lo que soñaba...
entro en crisis y te extraño...