Abrí el cajón. Revolví las bufandas, tomé la blanca pomposa. Me puse un sombrero azul, el abrigo de pana verde, y unos borcegos que no recordaba tener. Caminar en otoño me apasiona. Salir por la ciudad que se ve bien gris, seca y un poco triste. Con una banda nueva sonanado por los auriculares. Un poco de melancolía para este nuevo ciclo de empezar a vivir conmigo. La plaza está llena de niños muy abrigados. Y madres que toman mate con otras madres, mientras los ojos se les van para controlar a sus hijos. Un chico solo, sentado en un banco lee un libro que reconozco. Me siento a su lado. Y aunque no tengo ni idea quién es, cómo se llama, qué le gusta comer, cuál es su banda favorita, qué piensa hacer en los próximos 5 meses, ni siquiera se si habla español, pero así y todo ya nos conocemos. "-Pensé que estabas ocupada por eso no te llamé, me dice mirándome a los ojos y sonriendo. -Y por eso vine, le digo."
Otoño te extrañaba, gracias por volver....
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