-Entonces cuento con vos -le dijo Patrick a Cata.
Cata colgó el teléfono, se mantuvo acurrucada en el sillón. Una leve sonrisa se asomó en su cara. Hace siglos que no ve a Patrick. Cada loco con su tema, y los caminos los separaron.
Se puso de pie, guardó los puchos en la cartera. Patrick está viviendo en zona Sur, más específicamente en Lanús. Con su novio. Y los noviazgos alejan.
Cata se subió al auto y se dio cuenta que mejor era no manejar, bajo tomo una combi de esas de larga distancia, y entró en viaje. Autopista, Gral. Paz, y árboles y pasto y edificios viejos y hacinados. Un chat en su blackberry. "No vengas".
Suspira. Cierra los ojos. Rebobinamos.
Ponerse de pie y bajarse exactamente en cualquier lado. Auricular y caminar. Sin pensar nada porque no hace al objetivo. Y salir salir salir... a andar.
Seguro que era otra de esas peleas de celos de su novio. O algún berrinche de querer dejar todo.
De pronto Flores. De pronto un lugar con olor a recuerdos. De pronto una terraza. De pronto un vino tinto. Nada que ver con nada y Cata se vuelve a amigar con ella misma.
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