La verdad que si, las cosas toman otra dimensión. De nuevo empapelada de quehaceres, aunque esta vez el resultado es incierto. No quiero desconcentrarme. Y me encuentro posponiendo el momento de sentarme a escribir. Claro, el furgón del Sarmiento me daba mi tiempo… Es como una carta, una declaración de bases no muy claras, pero al decirlas por ahí se aclaran un poco más, siempre y cuando no me crea el personaje.
Aquí estamos, en plural. Entre las clases de Thai Chi y las reuniones del comité de cooperación internacional (‘?). Dicotomía a full, pero con algo en común: yo. Hace frio y es hora de cenar pero no hay ganas de cortar cebolla y el pan aumentó.
Este es el momento en el que empieza el delirio, y es mejor despedirse.
Sinceramente tuya,
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