viernes, 21 de diciembre de 2007

bis

Sospechaban que había sido él el que había dejado todos los casilleros dados vuelta, desordenados de pe a pa, como si no importara más que el lugar que ocupaban, pero no su orden lógico.
Como de costumbre, esa vez, tardaron un poco en salir a hacer su recorrido, pero entre el café y los chismes del día anterior, era el tiempo mínimo que necesitaban darle al comienzo del nuevo día.
Siempre estaba él, al final del corredor, entreteniendo a los demás con historias asombrosas, dibujándose en su cara una mueca de satisfacción por cada gesto de asombro del resto. Todo era de fantasia, y si no, exagerado. Yo ya habia aprendido a descubrir en el brillo de su mirada cual de todas era la intension.
Por si acaso, se preguntaban los nombres otra vez para estar seguros de que ninguno se había perdido el día anterior en las calles.
Si llamaban a las 13, cuando ya estaban por terminar, alguna excusa iba a salir de sus galeras y felices fiestas.
Para llamar la atención, colores de una bandera de campo y mocasines estampados. Para que repetir. Mi Marta ya lo supo decir, sin vueltas. Nada de otro mundo, nuestra ciudad, que hierve con el sol de verano, en un rascacielos, a metros del obelisco.

1 comentario:

rosaura dijo...

doble.
dos martas- dos manuel.

cafe doble

dobles vidas

no puedo con mi genio

sos mi guia t