Clara
no sonreía mucho el último tiempo, más bien gritaba. Cuanto más alto quería mirar,
más dudas y prejuicios. Ya no estaba en la ciudad, aunque le faltaba muy poco
para volver. Se subia a unos tacos más altos de lo habitual para verse
transformada por paso del tiempo. Como era de esperarse Clara no sabía para
donde tirar cuando todo estaba oscuro. Pero le daba igual ponerse a llorar en
una calle desierta que correr por un puente para luego detenerse para reírse a
carcajadas. Nadie la vio irse ni volver. En los últimos años había desarrollado
una capacidad nueva, la de pasar desapercibida, para no tener que contar su
historia. Aplausos de repente. Todo parece indicar que una niña se ha perdido
en la playa. Decime donde te fuiste Clarita, así te puedo encontrar.
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