Es que cumplir treinta para Cata cambia un poco el panorama.
Es el cumpleaños de Theo. No hay mal que por bien no venga. Pasaron seis años y todavía Cota pregunta si recibió novedades de él. -Si, la invitación a su cumpleaños feliz. Para todas, obvio.
Clara, Cota, Celina y Cata embarcadas en una ruta ya perdida hace siglos, pero con los tacos bien puestos.
Theo cumple treinta y siete. El eterno niño.
Clara se adentro primero en la fiesta para poder improvisar una huida rápida, pero hay cosas que no se pueden tapar. Theo estaba despidiendo a su teñida "novia" con los besos de adolescente de matinee.
Un poco de whisky, algunos saludos familiares para distender el primer momento.
Theo, demasiado puesto para el arranque, se desoriento al ver a Cata. Y ella no supo más que saludar con un tono de superación.
Ya no es lo mismo que hace seis años. (Ya no nos miramos como cíclopes. Ya ni nos vemos cuando nos miramos.)
-La sensación de estar en el mejor lugar.- dijo Cata, y la miraron las tres C un tanto desorbitadas. La música haciendo todo lo imposible para que despegaran de ese espacio, contaminado por zombies, que intentaban vibrar al ritmo del sin sentido.
- El mejor lugar para la desidealización; de mi universo pasas a ser un mosquito. Salud!- dijo Cata, y todas chocaron los vasos mirándose a los ojos, con las sonrisa cómplice de un fin de semana de chicas.
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