cuando pasó la estación donde se tenia que bajar pensó en todo lo que estaba resignando al partir sin más, en busca de algo que llenara de contenido si vida.
Llegó a Padua y empezó a caminar hacia el campo. Todo era nuevo, a unos pocos kilometros de casa. Le alcanzaba con saber que empezaba otra vez. No tenía nada mas que el recuerdo de su vida pasada.
Se preguntó si había tomado el camino fácil. Quizas con años de terapia hubiera podido dilucidar su repulsión por la mediocridad. Y quizás esa opción trastornada de verborragia ocular la ayudaba para determinarse en ese sin fin de opciones que la había llevado a elegir la nada.
Quizás hubiera tenido que hablar con Carlos y decirle que su actitud la traumaba. Porque era él en realidad el que tenía la culpa de su huída. Pero en realidad no, no había sido culpa de él, porque ella hacía lo que ella quería, y esta decisión la habia tomado sola. Mantenía el paso rápido, como si la estuvieran persiguiendo. La gente la miraba extrañada, como un sapo de otro poso. Aceleró el paso, para que nadie pudiera distinguir las lágrimas que caían por sus mejillas. No me voy a detener, no me voy a detener.
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