miércoles, 30 de enero de 2008

mi talón

Juntos si mezclados no.
Atardecer en Cancún.
No se ni cuando ni como te acordaste de mi. Lo único que si se es que no soy mañas

Del autoestima a la paranoia.

Gran conflicto gran, con los derivados semitas.

Como no unirme a la marcha frente al Ministerio.
Oler el perfume de mi clase y vomitar.

Palabras borrosas. Helmet. Para el dolor de cabeza.
Se que lo único que hoy más deseo, es que no me piensen como en una escena con landscapes elegidos a piacere, que no me roben mis silencios solo porque son bellos, que no me confundan con una musa, que no decidan por mi... porque más allá de mi tendencia a consentir los placeres ajenos, amo mi individualidad y no deseo perderla por nada, así me cueste...
Confío en quien yo quiero confiar, me desnudo ante quien puede ver mi cuerpo y no su imagen reflejada en mis ojos.

Para huir a alguna parte, para llegar por fin a alguna parte.

Imposible la concentración cuando la casa esta tan vacía, cuando el olor a tabaco llena la habitación, cuando llamadas preocupantemente repetidas preguntan por mi bien estar.
No hago mas que saltarme. La inspiración canalizada en los profundos deseos de no llorar en la arena y de pronto la necesidad de la expresión rabiosa, harta, exasperada. No de lo que quisiera sino de lo que se hace impostergable.

La ambigüedad que me caracteriza. La fusión del blanco y negro.. desastrosa.
Brindo por el año nuevo judicial-

y por que se te vaya la contractura... y la tos.

martes, 29 de enero de 2008

later a movie

Si te contará, no me creerías. Es triste seguir en la calesita cuando ya te toca ir al colegio primario. Me acaricias la cara, me miras tan fuerte que prefiero correr la mirada. No te doy, no me des nada, es mejor así, mantengamos la diplomacia. La intriga pesa más que la tonelada. Un trazo de carbonilla pinta mejor la historia que todo lo que pueda llorar . Planeta rojo, llamalo como quieras. Ni ser vivo, ni abiótico. Tan como el día que es el peor culo del mundo. Tiemblo. Hace días tiemblo. Como nunca pensé que podía hacerlo. Tiemblo. Muerdo fuerte, y despierto sangrando. Vivir una vida de displacer crónico, ¿es divertido? A la distancia del otro contenedor, con el ardor de quemadura de agua a 180º. ¿Cuánto de sufrir y cuánto de querer hacerlo? Lo entiendo a aquél, porque en el fondo me decepcionás y volvés, volvés para hacerme creer que sos lo que siempre creí. No es mi cama, y se siente frío en la madrugada. Una peli erótica que no me hace fantasear. A los veinte ¿estoy para otra cosa que no sea stupidities? Votan cincio si, votan cinco no. Y yo, que nosé que votar. Salir de compras, tomar un té sola. Un apagón de luz que adjunta la catarata que llevaba dentro. La gente te cuida sin que te des cuenta. En el treinta la pasan fiero, fiero de verdad. Loco el que deja de pensar. Mi comandante a bordo no entiende nada, pero me complace escucharlo delirar. Bajo el árbol podado, cae la lluvia sin refrescar. Basura, podrida, revuelto viejo, y un enganche que hago a mi favor. Ser lo menos fue el eslogan de otro año, y en el fondo del helado no hay vale otro, por lo menos no a éste nivel de juego en la jungla. Mi hermana me pide "quereme", nunca dejo de hacerlo.
SI el sábado. Later a movie, too, and then do we go home?

jueves, 24 de enero de 2008

Memorias de una joven (¿formal?)

"...please dont put your life in the hands of a rock 'n' roll band..."
Sin sentir el calor, sentada, la cortina polvorienta del colectivo me acaricia el brazo que sostiene el libro, al cual devoro mientras prefiero deshacerme del peso de planificar mi vida. No voy a estar allí. Estaba decidido de antemano y cada rumbo que tomé lo deshice, y ya no eligo nada, que todo pase como tiene que ser. Una educación tan drástica como la de Simone, el reflejo de una vida diferente, y si no es guerra, es crisis. Más tiempo para olvidar. Nada de motivo visual mirando por la ventana, me introduzco en las historias ajenas como me divirtió siempre. Un hombre que te invade, que te quema en sus invenciones. Aquel que te hace personaje porque no puede con tu persona. De nada sirve ser character de nadie. Arden más los besos que no son de los estereotipos, que no insuflan con su razón, que aman brutalmente y despedazan tu pensamiento como el fuego a las hojas de cada libro. Y cada palabra como una mancha. Silencio, no hay hospital pero mi alma se cansa, se enferma, y tiene un historial grave para tan pocos años. Shhhh. Silencio. Una señora de piel seca y arrugada, con ojos grises apagados, me mira, agita su cabeza, me advierte que en la tierra no hay silencio, que si lo quiero lo busque en la concentración de mi mente, en el encuentro entre mi alma y mi cuerpo que son uno y en todas las épocas lo fue. Runaway.

jueves, 10 de enero de 2008

Le Cafù

Tomo distancia.
El kiosco de Av. de Mayo y la continuación de Alvarado -que no se como llamarla sino desierto gris, gris no por mezcla, ni por oscuro, ni por triste, ni por tanto humo- sabe darme lo que necesito: un respiro, un refresco.
Desde ahí, desde esas sillas pegoteadas y transpiradas por el dueño que se sienta a esperar que el calor acerque a un par de caminantes -que no es más que gente que camina pero qué es esa gente que camina sino caminantes o transeúntes (palabra que queda tan mal) - por algún chicle, tabaco o lo que sea que se consiga en esos lugares, veo cruzando la calle una lavandería, con un nombre particularmente colombiano, brasilero o francès (sal a gusto): Le cafù.
Y como no se me ocurre nada mejor que tomar distancia, lo único que puedo ver es lo que no me interesa normalmente.
Una lavandería.
Con gente que lava, con perfume, con mareo de ir y venir de ropa (interior) o en el (interior) de los lava-ropas.
Es claro, que si intento tomar distancia llego a lo más lejano de mi y a lo mas cercano de mi, que es lo mismo... y que gracias a eso no me derrito en el calor de mi barrio en pleno enero.

lunes, 7 de enero de 2008

Los premios



Un premio fue haber tenido que esperar hasta que se abra la persiana que anunciaba el cambio de estación en mi alma. Quietud, conciencia, asombro y remodelación.
Si te digo lo que quisiera en este momento, es un don inconmensurable, que pueda atravezar fronteras, que pueda darse como dicen que dan la vida los amigos.
Sonrío cuando entiendo que el sarcarsmo me caracteriza, que aunque quisiera ponerme de rodillas las palabras me cuestan el triple porque no estoy hoy para volverme moralista.






Desde que la tierra se mojó por primera vez, desde que el hombre conoció a la mujer y viceversa, desde que la cara desfigurada provoca verguenza, desde que el llanto provoca compasión.. desde ese día eterno, deseo saber cual es la columna vertebral del actuar humano, que no hace más que boicotearse siguiendo los placeres más animales.
Una canción triste, es un premio. La capacidad de asombro es un premio. Un amigo es un premio. Atravezar fronteras es un premio. Sonreir es un premio. La eternidad, es un premio, por amor.

cada vez más

La gente habla sola, cada día más. Cada día más habla y cada día más sola. Avenida Santa Fe como representación micro de los porteños acalorados bajo el sol de enero, uno denso y agotador como pocos, en los últimos diez años al menos. Aunque la luz del día veraniego le de color a Buenos Aires, nada deja de ser meláncólico en la ciudad que no es menos estresante que cualquier centro mundial. Buenos Aires pacata, llena de gente que habla sola, que no espera respuestas de nadie, porque no pregunta. Y no sería nada que nuestra salud mental este un poco afectada, en tal caso nos justificamos diciendo que no hay mejor respuesta que la propia. Lo meláncolico, más bien patético de esta Buenos Aires, es una 9 de Julio cortada a los ciudadnos por los cuidadanos, un colectivero que anda a dos por hora si está adelantado o a 180 por hora si no llega, cinco nenes en una esquina con una pizza regalada tirada en el suelo, andando descalzos pisotenado lo mismo que luego van comiendo. La violencia como retrato de la ciudad sudaca, de los creídos y vagos argentinos que no son más que unos pobres que piensan su sitio como una enfermedad, y sólo reconcen su valor mirándola desde lejos.

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60's

domingo, 6 de enero de 2008

Me pisé por que sí

Te digo lo que quiero y no quiero pensar más.
Ya está, no hay que medirse más, un discurso mentiroso bien político, actitud down.
Un extremo u el otro, escupir o tragar.
¿Quién te dijo alguna vez qué coño era lo diplomático?
Alguien te mostró que quedaba feo, y lo asimilaste.
Sí, lo hiciste, te viste tan horrible que no podías dejar de pensar lo feo que era.
Tantas caras arruinadas me dan dolor de estómago, un aro en la lengua que no quiero, me desviste y me obliga a jugar otra vez.
Las palabras violan mi cabeza, y necesito estructurar lo inexacto.
¿Todavía insinuas que hay valores?
Inútil desmembrarme. No lo quiero desnudar, pero me emborracho de proyecciones, me dejo llevar por el viento norte que ya supe alguna vez hacia tan mal. No tengo quince, no tengo dieciocho. Por el solo placer de no sentir la verdad, los años no me alcanzan, la experiencia me parte el cráneo al medio, siento como vuelo tan alto, y caigo tan fuerte, y en la caída veo gente que no quiere caer más. Tengo mi hermana que me confía que es lo menos. No la puedo dejar sola si yo no soy más que cero.
¿Si mi mamá me ama, porqué mierda me dejó crecer acá?
Ni las drogas, ni el rock, ni el dinero, ni el amor. Que manga de egoístas reventados tratando de superar a los hombres pasados, por un lugar más cerca de San Pedro. Que tortura saber que vamos para el otro lado. No es sarcasmo no es bronca, son las pocas ganas de volverme a levantar con los palazos en el bocho, y moretones en los brazos, dientes marcados, y el auto chocado.
Las chicas están bien, se emborrachan, se consumen sólo porque es triste saber que del polvo venimos y al polvo vamos. Cuanto más rápido mejor.

jueves, 3 de enero de 2008

de los 10 minutos que parecen una vida

De algunas palabras no puede uno lamentarse. En cada mueca, una sensación de alivio, y a la vez, la tranquilidad de la conciencia (que no es lo misma que la paz del alma -leyo por ahi) pero que sin embargo, quitan el gusto del hastío.
No tenía por qué confiar, y sin embargo algo le demostraba en su actitud que ya se había encariñado, que no podía menos que devolverle toda la amabilidad que había tenido con ella y que en cierta forma era lo menos que podía hacer.
El monólogo se hizo casi interminable. La mirada caida, los gestos abrumadores, el paso del llanto a la furia y de la furia a la compasión.
Cada palabra, cada gesto, nada medido, la iba adentrando en el precipicio en el que se entremezclan ficcion y realidad. La actriz que convence a la mujer de carne y hueso y al revés.. sinopsis de una incoherencia de años.
Hasta por ahí su amigo indirecto sabía que no tenía las palabras correctas para devolverle, que el alivio momentaneo se transformaría en un llanto rabioso cuando por fin se encontrara sola con su diosa, ella que todo lo comprendería y sí tendría las palabras perfectas porque todo lo endulzaba con su voz.
Pensó en Cata, en lo mucho que la quería, en su relación, en los dos, en nada.
Se detuvo en la mirada de Clara, perdida por sobre el mostrador, que sin fijarse en un mozo que estaba plantado, junto a la barra que se sentía llamado por ella, con su mirada dirigida hacia él, pero que como no encontraba respuesta y volvía a su lugar, y otra vez, creía que Clara lo estaba llamando con la mirada y volvía a amagar. (Como tantos, pensó Theo)
Cuando salieron del bar, estaba lloviendo. Clara no dejó que Theo la alcance a la casa, aunque llovía y aunque vivian en la misma manzana. Theo no le insistió.
Nada se nota más que cuando el orgullo duele, y nos hace caminar como si pisaramos huevos. Nada se transparenta más en la cara de una taurina que cuando el tiempo no trae más que desperdicios y la gente pide esas respuestas que no se pueden dar.

no hay deus ex machina

Las librerías de la Capital son avasallantes. No sabe uno por dónde empezar a chusmear la cantidad eterna de hojas que allí residen. Clara, con sus ojos trasparentes ocultos bajo enormes gafas negras (según ella sus ojos no resisten la luz del sol) se deleita con cada libro que encuentra. Es apasionada de la literatura latinoamericana, amante de Guillermo Cabrera Infante, de Julio Cortázar, de Severo Sarduy, de Gabriel García Marquez, de aquellos que a pesar de vivir a tanta distancia, tenían algo en común, una historia americana, con la esencia de lo local, los problemas e inquietudes en común. Entre tantos best sellers, encuentra un libro de cuentos de Eduardo Sacheri, profesor suyo en Historia del arte en Universidad de Buenos Aires. Lo ojea, el libro se llama "Te conozco, Mendizabal", en él el cuento "Confesión de amor en la parada del 93". Lo lee en apenas unos minutos, y no puede evitar que una lágrima le recorra la mejilla. No le gusta como escribe su antiguo profesor, pero no puede coartar el sentimiento que aquellas palabras tan sencillas causan en ella, al revés que Esteban y Agustina en ese cuento, ella enamorada del hombre que unos días compartiría toda la vida con otra mujer. Suena el celular de Clara. Es Cata que la invita a cenar a su casa esa misma noche, que se juntan con el grupo de amigos a festejar su cumpleaños. Clara sin dar mucha respuesta confirma su presencia. Toma el libro. Lo compra como regalo para Cata. Sale a la Avenida de los teatros, se cruza con Theo. Se abrazan, ella siempre estuvo encariñada con él, pero le duele saber que a Cata le hace tan mal. Theo detecta la cara humedecida de Clara. La invita tomar algo en el bar cruzando el semáforo. Caminan bajo el sol de febrero. Cata es acuariana, primer día de febrero y nació para dar felicidad aquel verano del 80. Theo y Clara, no pueden evitar hablar de Cata y de los regalos que llevarán esa noche, de lo linda que es, y cuan feliz la pasan en sus cumpleaños, pues hace más de 5 cumpleaños que pasan todos juntos. Es ahí cuando Clara se da cuenta que Theo va a ir y que Cata no sabe de su asistencia, pero sabe que es mejor la sorpresa. ¡Que más lindo que la persona amada llegue a tu casa de sorpresa, te abrace y te desee felicidad! Clara es taurina, no se permite jamás la frustración, y odia perder en cualquier juego, prefiere no jugar que perder. Pero de pronto escuchando a Theo hablar del amor que tiene por Cata, se debilita y se hunde en llantos profundos, de esos que cortan la respiración, que hacen que uno emita un sonido agudo desde el pecho, desde la entraña misma. Con los ojos fuera de órbita, Theo la mira y emana palabras al aire para consolarle de no sabe qué. Y ahí Clara vomita en palabras tristes que está enamorada de su mejor amigo, Nazareno. Theo y Nazareno compartieron un año de secundario, en uno de los tantos colegios que asistió Nazareno, puesto que su padre era militar, y en esa época se mudaban de un lugar a otro. (continuará)

martes, 1 de enero de 2008

on

"¿Quien tan loco para ser la tumba de un amor egoísta sin futuro?" William Shakespeare

Sobre la superficie de su piel se puede ver la humedad de su alma.
No tan distante como acostumbra pero a la vez tan expectante como sabe ser, se disgusta.
De la manada un olor hediento, nada puede compararse con el sufrimiento pasado, pero el rumbo encontrado se vuelve a disolver y otra vez: sin eje.
Amor egoísta, narcisista, orgulloso, que no da paz sino que engaña.-
Roce de novela y suplicio adolescente, que no sabe donde poner (o no) las barreras.