sábado, 29 de agosto de 2009

Noche tranquila, de esas que relajan hasta en plena guerra. Me miraste esperando encontrar la respuesta en mis ojos. Que haría si nos quedábamos ahí, varados, en el medio de esa ciudad lejos de casa. Sonreí para disimular que en realidad era lo que yo quería. Solo dos almas perdidas. Idas y vueltas solo para descubrir lo que ya suponía: cuando rozas mi piel, me dan escalofríos.

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