Marcelo abrió la persiana del garage
de la calle Perú, como todos los días de la semana. 7.05. Se había tomado el 29
a las 6.52 con el café con leche y las tostadas todavía a medio digerir. Susana,
su esposa, ya le había sugerido que apurara la ducha para desayunar más
tranquilos. Pero él no podía apurar la
ducha, ¿qué significaba eso? Susana no entendía nada.