Pareciera que vuelve, que te despierta nuevamente para que puedas dedicarle dos o tres renglones. Hace tiempo ya que nadie tiene mucho para decir. La casa permanece en silencio, las almohadas desparramadas por el piso, y el olor a humedad que va encriptando el ambiente. Si tan solo una o dos lagrimas hicieran ruido al estrellarse contra el vidrio de la mesa, en el centro de la escena. Si tan solo fueran algunos ramilletes de flores recolectados al azhar los que inundaran con su aroma el ambiente. La casa esta vacia y nadie quiere ya contradecirla.