- No verse lo hace más fácil- dijo cabizbaja. No me chamuyes con palabras profanas. Que no te veo en carne y hueso, pero te encuentro en la hoja quince y en la cuarenta y dos del libro que leo, en el cuarto párrafo de la letra de la canción de Fiona, en el cajón de mi mesa de luz en un escrito que ya tiene casi dos años. Deshacerse. Mi madre me recalca la importancia de despegarse de las emociones tóxicas. Los padres de mi hermana se vuelven a casar y dejan de ser sus padres. Contaminadas las relaciones. Te escuché llorar cuando bajaste alguna vez de mi auto. Pero huí, no derrame lágrimas, sólo palabras que abusaban de tu buena voluntad. No se si lloraste, te escuché llorar porque deseaba que lo hagas.
Me escapo al mar, sambuyo mis emociones desencastradas de la realidad. Compro una almohada nueva que me lleva a otros sueños y a otros mares.
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