La gente habla sola, cada día más. Cada día más habla y cada día más sola. Avenida Santa Fe como representación micro de los porteños acalorados bajo el sol de enero, uno denso y agotador como pocos, en los últimos diez años al menos. Aunque la luz del día veraniego le de color a Buenos Aires, nada deja de ser meláncólico en la ciudad que no es menos estresante que cualquier centro mundial. Buenos Aires pacata, llena de gente que habla sola, que no espera respuestas de nadie, porque no pregunta. Y no sería nada que nuestra salud mental este un poco afectada, en tal caso nos justificamos diciendo que no hay mejor respuesta que la propia. Lo meláncolico, más bien patético de esta Buenos Aires, es una 9 de Julio cortada a los ciudadnos por los cuidadanos, un colectivero que anda a dos por hora si está adelantado o a 180 por hora si no llega, cinco nenes en una esquina con una pizza regalada tirada en el suelo, andando descalzos pisotenado lo mismo que luego van comiendo. La violencia como retrato de la ciudad sudaca, de los creídos y vagos argentinos que no son más que unos pobres que piensan su sitio como una enfermedad, y sólo reconcen su valor mirándola desde lejos.
1 comentario:
Hay opciones: un viaje, la indiferencia, o el arte de cambiar lo que huele mal.
Bueno es saber mujeres que "están bien", pero de verdad.
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