De algunas palabras no puede uno lamentarse. En cada mueca, una sensación de alivio, y a la vez, la tranquilidad de la conciencia (que no es lo misma que la paz del alma -leyo por ahi) pero que sin embargo, quitan el gusto del hastío.
No tenía por qué confiar, y sin embargo algo le demostraba en su actitud que ya se había encariñado, que no podía menos que devolverle toda la amabilidad que había tenido con ella y que en cierta forma era lo menos que podía hacer.
El monólogo se hizo casi interminable. La mirada caida, los gestos abrumadores, el paso del llanto a la furia y de la furia a la compasión.
Cada palabra, cada gesto, nada medido, la iba adentrando en el precipicio en el que se entremezclan ficcion y realidad. La actriz que convence a la mujer de carne y hueso y al revés.. sinopsis de una incoherencia de años.
Hasta por ahí su amigo indirecto sabía que no tenía las palabras correctas para devolverle, que el alivio momentaneo se transformaría en un llanto rabioso cuando por fin se encontrara sola con su diosa, ella que todo lo comprendería y sí tendría las palabras perfectas porque todo lo endulzaba con su voz.
Pensó en Cata, en lo mucho que la quería, en su relación, en los dos, en nada.
Se detuvo en la mirada de Clara, perdida por sobre el mostrador, que sin fijarse en un mozo que estaba plantado, junto a la barra que se sentía llamado por ella, con su mirada dirigida hacia él, pero que como no encontraba respuesta y volvía a su lugar, y otra vez, creía que Clara lo estaba llamando con la mirada y volvía a amagar. (Como tantos, pensó Theo)
Cuando salieron del bar, estaba lloviendo. Clara no dejó que Theo la alcance a la casa, aunque llovía y aunque vivian en la misma manzana. Theo no le insistió.
Nada se nota más que cuando el orgullo duele, y nos hace caminar como si pisaramos huevos. Nada se transparenta más en la cara de una taurina que cuando el tiempo no trae más que desperdicios y la gente pide esas respuestas que no se pueden dar.
No tenía por qué confiar, y sin embargo algo le demostraba en su actitud que ya se había encariñado, que no podía menos que devolverle toda la amabilidad que había tenido con ella y que en cierta forma era lo menos que podía hacer.
El monólogo se hizo casi interminable. La mirada caida, los gestos abrumadores, el paso del llanto a la furia y de la furia a la compasión.
Cada palabra, cada gesto, nada medido, la iba adentrando en el precipicio en el que se entremezclan ficcion y realidad. La actriz que convence a la mujer de carne y hueso y al revés.. sinopsis de una incoherencia de años.
Hasta por ahí su amigo indirecto sabía que no tenía las palabras correctas para devolverle, que el alivio momentaneo se transformaría en un llanto rabioso cuando por fin se encontrara sola con su diosa, ella que todo lo comprendería y sí tendría las palabras perfectas porque todo lo endulzaba con su voz.
Pensó en Cata, en lo mucho que la quería, en su relación, en los dos, en nada.
Se detuvo en la mirada de Clara, perdida por sobre el mostrador, que sin fijarse en un mozo que estaba plantado, junto a la barra que se sentía llamado por ella, con su mirada dirigida hacia él, pero que como no encontraba respuesta y volvía a su lugar, y otra vez, creía que Clara lo estaba llamando con la mirada y volvía a amagar. (Como tantos, pensó Theo)
Cuando salieron del bar, estaba lloviendo. Clara no dejó que Theo la alcance a la casa, aunque llovía y aunque vivian en la misma manzana. Theo no le insistió.
Nada se nota más que cuando el orgullo duele, y nos hace caminar como si pisaramos huevos. Nada se transparenta más en la cara de una taurina que cuando el tiempo no trae más que desperdicios y la gente pide esas respuestas que no se pueden dar.
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