domingo, 16 de octubre de 2011
cumplir con los años
Cada cumpleaños que pasa desde hace ocho años, intento hacer el mismo ritual. La noche anterior me acuesto temprano. Antes de las 12 ya estoy solo metido en la cama. Espero llamados al móvil. Los veo, pero no atiendo. Me hago el dormido... o el despierto, es decir al día siguiente cuento una historia extra-ordinaria por la cual no pude atender. Que me vino a saludar mi primer novia (a la cual no vi más porque se volvió a china en el 2001, dado que ese era su origen) y nos fuimos a caminar por la ciudad como dos viejos enamorados. Sino cuento que vino mi tío austríaco y me llevó de locas por el conurbano bonaerense. O hasta que fui a la cancha a ver a Racing y me quedé comiendo con el plantel por mi cumpleaños. La verdad de la milanesa es que detesto la noche previa, la espera, la esperanza mejor dicho... de que algo sea más feliz en ese aniversario. Realmente no disfruto de la soledad de esa noche, pero me ataca la idea de que si hay alguien conmigo me va a mirar pensando que porque cambia la hora y la fecha yo soy otro o más o menos feliz.
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1 comentario:
es fantastico.
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