En esas épocas me generabas una especie de mareo insano. Me rodeaba de libros que no eran para mi aún. Me vinculaba con gente que no creía en nada de lo que hacía. Y como en tantos años no lo notaba, yo ingenua, que me fascinaba con caminar un mediodía con vos de regreso de algún lado. Siempre fuí igual pesimista al mango, y dedicada a pensar en lo que no pasaba, mientras pasaban cosas de las que no tuve demasiado registro. Así comencé mi carrera, así empecé a trabajar, así conocí el amor, uno de verdad que se puede sentir y se puede palpar. Pero hoy me despierto de un sueño largo, y detecto el reloj a media mañana, y me descubro en una cama que no es mía, y me pregunto a dónde iba yo. Sigo siendo igual no disfruto ni del camino ni de la meta, pensando en que es imposible llegar a donde sea, y voy pasando demasiado rápido como para ver por donde viajo.
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