Entre día y día me redescubró. Y de pronto engancho la frecuencia que yo elegí. Alterada, detecto cada movimiento como si se tratase de uno ajeno a mi. Me reincorporo y no puede ocultar la sonrisa. Me desprendo del miedo, que quedó millas atrás. Los días que pasó sin ver la luz, no me someten, pues tengo una luz propia, que es mía, que cuando me la olvido me la recordás. Gracias. Por lo días y las noches, en las que me atormento y renazco, porque me duele la oscuridad, y el espectro que suena en el silencio me hace estremecer. Pero sos la caricia, la voz que me deja soñar. El manto que cubre mis heridas. Y cada día se completa con tu sonrisa, y cada noche cierra mi día si es entre tus brazos, amor.
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