“I always had disturbing dreams from when I was a child. Seeing that they disturb me, I might as well make money from it.¨ M. Gondry
Me faltaba un número. Había jugado a la fecha de cumpleaños de cada miembro de mi familia. Sólo me quedaba el 7, el número de mi llegada al mundo, al resto ya le había acertado. Tenía planeado hacerme un viaje de unos meses, invertir en un departamento chico pero en la Caballito, y dejarle un poco de dinero a mi madre, Bellé, que hacía unos meses estaba viuda. Yo tenía 19 años. Había jugado ese billete de lotería en la casa de juegos que había frente a la Sede del CBC de Paternal. Quería ser Veterinaria. Pero la verdad era que no podía rendir matemática. tenía dos hermanos varones mayores, y dos menores. Era la del medio, y mujer, que no pinchaba ni cortaba salvo la cena para servirle a los hombres de la casa, que en su mayoría del tiempo discutían de fútbol o de vedettes gatos (como ellos decían) que estaban de moda. Y por fin cantan el 07. Estaba feliz. Todos mis planes podían cumplirse según el pozo por el que había. Abracé a mi madre que no entendía mucho, pues cuando papá falleció ella apenas hablaba con nosotros. Mi hermanos que estaban en el living mirando fútbol me gritaban que me calle. Fui corriendo a intentar explicarles pero ese día jugaba el bendito Huracán. Aunque nos habíamos mudado a mataderos tras la muerte de papá los cinco éramos nacidos en Parque de los Patricios. Volví a la cocina, aún sonriendo de la emoción, de como giraría mi suerte, cuando escuchó en el condenado canal crónica tv, que diecisiete eran los ganadores que compartían el pozo. Ahí mire a mamá que veía por la ventana hacia el jardín. Entendí que algunos nacen estrella y otros estrellados, al menos podría comprar un coche usado, para escaparme alguna noche de verano.
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