Opaca los colores de la escena. Su mirada atraviesa y desnuda.
Un dolor en la frente me hace pensar que no es todo tan simple.
Fuerza de gravedad. No tiene abrojos, pero es todavía mucho menos ingenuo.
Desde más alto nos observa, como sintiendo lo que nos diferencia del resto, como buscando la dualidad que nos rodea.
Un viaje en tren y el sujeto se transforma en humano.
Pero noche tras noche las ojeras se agudizan y la palidez me hace pensar que tengo o tendré una razón para temblar.
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