domingo, 15 de enero de 2012
Salimos corriendo de la tienda de café. Odio las tiendas de café, porque no tomo. Pero vos seguías siendo un fanático. Salimos corriendo porque no pagamos. No teníamos ni un peso. La ciudad la conocía un poco más yo, porque vos vivías bastante drogado, nos metimos en unas callecitas como si fuese del bajo de la ciudad. Contra una paredón nos empezamos a besar, pero no tenía ganas de que me levantes la pollera en medio de un callejón. Te pedí que caminemos, y como no parábamos de reírnos por como nos habíamos escapado de la tienda, no te sentiste despreciado. Siempre fui como una nena pequeña para vos. Y nos chocamos con unos cientos de autos estacionados frente a una pantalla en la que pasaban una de tus películas favoritas, Pi. Nos sentamos en el pasto y dejé mi cabeza sobre tu falda, y mirábamos la escena del autocine más que la película, y nosotros con los pies descalzos en el pasto llenos de amor, en una ciudad ajena que nos recompensaba con calor y cine.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
:)
te extraño, mar.
martu
yo tmb muchisimo
hermoso..
Publicar un comentario