Confieso me intimida pensar en lo poco prometedor que me resulta el futuro cuando se piensa en el contexto socio político, en el estudio que adquirí en mis pocos años de juventud, en el principio de origen. Un intento de artista en el tercer mundo, no suena racional. Ayer un amigo pintor, me relataba, para analizarse él mismo, la decepción, esa de vivir de lo que no da gusto hacer, pero que te da el margen de hacer lo que da gusto. Un camino que sorprende al poco de unos años, si no terminaste por bajarte del barco.
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