cambié con vos. cambié sola. me afilé por todos los ángulos. me definí de cada lado. te llamé para dar una vuelta en auto. me llevaste al kiosco. te compré caramelos y me fumé un cigarillo. no había nada en el medio nuestro. la música conjugaba todo en una única nota. pero me dispuse a hablar. apareció la niebla. no me reconocías. pensé que era la forma de evadirme, de explicarme que estaba confundida. seguí explayándome. insististe que nunca habías compartido una historia conmigo. yo quierendo cerrar un rompecabezas con tu ficha. pidiéndola. vos negándola. yo entendiéndote. vos convenciéndome que no había puzzle para armar. que no existía nada. ni sola ni acompañada. que no me conocías. que no me acercara. que me fuera de tu auto. baje. como si hubiese esperado esa respuesta de tu parte. colgué. me encabrone. me sucumbió la paranoia. decaí. llegue caminando al museo del palacio de bellas artes en el DF. subí las escaleras. ella en un retrato enorme que tapaba toda una pared, con sus bigotes y sus perlas grises. ¿cómo hizo esa mujer para captar la atención de tanta gente? Recorrió todas las facetas. Mi percepción agudizada se paseo por toda la muestra. Enfrentada a 'Niña con máscara de calavera' me encontré. Ahí, esa era yo. Una niña con una flor amarilla en la mano festejando el día de los muertos bajo un cielo gris de tormenta de verano. Yo en el cuadro del museo, festejando por esa muerte que dejé en tu auto. con mi máscara todavía puesta y tu máscara que la dejaste en el suelo. Y festejo.
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