Yo ya estuve donde vos estas ahora.
Levante la misma copa;
sonreí ante el cálido abrazo conocido y afectuoso;
me acurruqué hasta que el ruido pasó;
grité hasta quedarme sin aire.
Los sueños se me fueron escurriendo entre los dedos hasta que me olvidé de ellos.
Los sueños se me fueron escurriendo entre los dedos hasta que me olvidé de ellos.
Unos pocos meses sin hablar y perdí la voz.
Yo ya pasé por todo eso.
A mi nadie me va a decir lo que yo viví.
Yo conozco mi historia y se que es mucho peor que la tuya.
.
Cuando había buen clima, siempre la esperaba. Sentada en la vereda, sin mirar nada ni a nadie, con la mirada clavada al frente, en el portón de Estela. Ella llegaba y me contaba todo lo que le había pasado hasta llegar a mi casa. Siempre su historia era mucho peor. Todos lo sabíamos.
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