lunes, 14 de abril de 2008

merde

Un texto romántico de esos que te esperan en la biblioteca cuando la sal no endulza más.
El desgaste físico. Horas de intervención mental entre escrito y escrito, entre charlas de café, entre trabajo y amistad entremezcladas.
Un aparato sentimental, una máquina de producir ideas fantasiosas.
Un idem en alguna parte y silencio del otro lado.
Trenes que a altas horas de la noche llevan personas autómatas. Y mi cara de pobre angelito. EL maquillage que no borra huellas y el pelo que por suerte cubre al cerebro. De más está hablar, de más esta narrar la historia que paso cuando la liviandad no es magia.
Y como no entendiste nada me hago la boluda pero todavia no quiero dejarte atrás. Entonces me armo de fuerzas y lucho contra mi sentido que un dia se aclara y al otro se anochese y trato de parecerme un poco a esa devota que al fin y al cabo nunca dejó de sonreír, porque sabía, que en el fondo, la verdad salta a la luz.. y por más ciegos que estemos, nos toca el hombro y nos da vuelta todo.

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