Papá, dame la mano. La vida del que transita el amor es corta. Mi hermano me canta al oído, me pide que guarde los pañuelos y agite las alas. Ganar el cielo es cosa de pocos. Las puertas de mi casa me llevan de un recuerdo a otro. El viento sopla fuerte pero no se lleva nada. Lo que esta grabado en la carne y no cicatriza, arde. Y la erupción de la herida en llanto, inunda mi cama. Voy a salir a buscarte en las primaveras del mundo.
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